martes, 8 de octubre de 2013

¿A qué se debió la enemistad entre Atenas y Esparta?


Pero ni aun esta democracia imperfecta y excluyente, si se nos permite el juicio moral extemporáneo, logra triunfar en todas las polis griegas. Muchas, es cierto, han seguido la estela de Atenas, pero otras, lejos de dejarse impresionar por la brillantez política y cultural de la capital del Ática, se aferran con tozudez al viejo régimen oligárquico. Esparta ofrece el mejor ejemplo de esta obstinación histórica. Su constitución, atribuida al mítico legisladorLicurgo, apenas conoce cambio alguno durante siglos. Al frente del Estado, dos reyes con competencias militares y religiosas se miran de reojo, prestos a conjurar antes de que aparezca el temible espectro de la tiranía.

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Fuente: Anatomía de la Historia.

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