sábado, 28 de enero de 2017

"Los nuestros". Lázaro Cárdenas. Crónica de la expropiación.

A propósito de lo que está ocurriendo en Latinoamérica, Paco Ignacio Taibo II nos cuenta la historia de Lázaro Cárdenas.

viernes, 27 de enero de 2017

Día Internacional en Memoria de las Víctimas del Holocausto. ENTREVISTA: 72º ANIVERSARIO DE LA LIBERACIÓN DEL CAMPO DE EXTERMINIO DE AUSCHWITZ-BIRKENAU

"'¿Ves el humo? Ahí está tu mamá', me decía el alemán de las SS"

Annette Cabelli ingresó con 17 años en el campo de exterminio. Su madre fue llevada a la cámara de gas el primer día

"A mi hermano le cogieron para un experimento en Auschwitz; le cortaron los testículos"

"Las mujeres de las SS ponían el agua caliente y luego muy helada. Y ellas se reían y nosotras chillábamos"

"Tiraban a los niños a un agujero, encima arrojaban a sus madres y luego les prendían fuego"

En esa mirada de 92 años que ven, caben todos los horrores que una chica jamás tendría que haber visto: su madre fue enviada a la cámara de gas el mismo día que Annette Cabelli entró a Auschwitz; su hermano fue utilizado como cobaya humana en el campo de exterminio y le cortaron los testículos; y ella -a la edad de 17 años- era una de las encargadas de transportar los cuerpos sin vida en una carretilla.

«Yo trabajaba en una barraca que era utilizada como hospital. La persona que entraba al hospital no salía más. Por la mañana sacábamos todos los muertos. Había mujeres que no estaban todavía muertas. Moribundas. Pero tenían parte del cuerpo comido por las ratas».

Murieron 1,1 millones de personas, la inmensa mayoría judíos. Cuando el 27 de enero de 1945 Anatoly Shapiro -oficial del ejército soviético- entró al campo de concentración de Auschwitz-Birkenau para su liberación, sólo había 2.819 supervivientes. Por llamarlos de algún modo: «Vimos algunas personas vestidas con harapos. No parecían seres humanos. Eran puro hueso. Les dijimos que eran libres, pero ellos no reaccionaron. No podían mover la cabeza ni decir una palabra».

En esos ojos que ven, decíamos, caben todos los horrores vistos.

En esa garganta caben seis idiomas.

En ese pecho caben dos hijas y tres nietos.

Y en ese antebrazo que muestra cabe lo peor del siglo XX. CONTINUAR LEYENDO

Fuente: elmundo.es
Dentro del campo de la literatura ambiental se considera el libro de Rachel CarsonSilent Spring (“Una primavera silenciosa”) como uno de los mayores clásicos de la concienciación ambiental. Publicado en el año 1962 el libro advertía de los efectos perniciosos sobre el medio ambiente de la actividad procedente de la industria química. Carson denunció los efectos nocivos que para la naturaleza tenía el empleo masivo de productos químicos como los pesticidas, el DDT en particular.

Es difícil definir cuál fue el punto inicial en el que el cine y la temática ambiental cruzaron sus caminos. Una posibilidad podría situarse en el año 1922, con la película n Nanuk el esquimal, de Robert Flaherty, en el que expone la difícil relación entre el hombre y su entorno natural, abriendo así el campo de la cinematografía al cine etnográfico.

Inspirado en otro libro, Dersú Uzalá (Дерсу Узала) escrito por Vladímir Arséniev, se basa la película que lleva el mismo nombre (“Dersu Uzala” o “El cazador”). La película, del año 1975, de producción soviética y dirigida por el japonés Akira Kurosawa también es considerada uno de los mayores clásicos del cine ambiental. Ganadora de un Óscar en 1975 como Mejor película de habla no inglesa, narra los viajes de Arséniev por la cuenca del río Ussuri en la parte más oriental de Rusia. Allí fue donde conoció a Dersú Uzalá (1849-1908), un cazador de la tribu china Hezhen, que sirvió como guía del grupo de expedición entre 1902 y 1907, salvándolos de morir de hambre y frío en varias ocasiones. Dersu era nómada y animista, entablaba una relación con la naturaleza de igual a igual sin intentar imponerse como lo hacía la civilización occidental. CONTINUAR LEYENDO 
Fuente: unitedexplanations.org

domingo, 22 de enero de 2017

Achille Mbembe, "La era del humanismo está terminando". Traducción del inglés al español: Gonzalo Díaz Letelier.

El siguiente artículo de Achille Mbembe apareció publicado en inglés el 22 de Diciembre de 2016, en el sitio electrónico de Mail & Guardian, en Sudáfrica, bajo el título «The age of humanism is ending»:
http://mg.co.za/article/2016-12-22-00-the-age-of-humanism-is-ending


No hay indicios de que el 2017 vaya a ser muy diferente del 2016.

Bajo ocupación israelí por décadas, Gaza seguirá siendo la mayor prisión a cielo abierto de la Tierra.

En los Estados Unidos, la matanza de gente negra a manos de la policía continuará ininterrumpidamente y cientos de miles más se unirán a los que ya están alojados en el complejo industrial-carcelario que vino a instalarse tras la esclavitud de las plantaciones y las leyes de Jim Crow.

Europa continuará su lento descenso hacia el autoritarismo liberal o lo que el teórico cultural Stuart Hall llamó populismo autoritario. A pesar de los complejos acuerdos alcanzados en los foros internacionales, la destrucción ecológica de la Tierra continuará y la guerra contra el terror se convertirá cada vez más en una guerra de exterminio entre varias formas de nihilismo.

Las desigualdades seguirán creciendo en todo el mundo. Pero lejos de abastecer un ciclo renovado de luchas de clase, los conflictos sociales tomarán cada vez más la forma de racismo, ultranacionalismo, sexismo, rivalidades étnicas y religiosas, xenofobia, homofobia y otras pasiones mortales.

La denigración de virtudes como el cuidado, la compasión y la generosidad va de la mano con la creencia, especialmente entre los pobres, de que ganar es lo único que importa y que quién gana –en virtud del medio que sea necesario– es en última instancia el que está en lo correcto.

Con el triunfo de este acercamiento neo-darwiniano al hacer-historia, el apartheid bajo diversas modulaciones será restaurado como la nueva vieja norma. Su restauración pavimentará el camino hacia nuevos impulsos separatistas, a la construcción de más muros, a la militarización de más fronteras, a formas mortales de policialización, a guerras más asimétricas, a alianzas rotas y a innumerables divisiones internas, incluso en democracias establecidas.

Nada de lo señalado más arriba es accidental. En todo caso, es un síntoma de cambios estructurales, cambios que se harán cada vez más evidentes a medida que se despliegue el nuevo siglo. El mundo tal como lo conocíamos desde el final de la Segunda Guerra Mundial, con los largos años de la descolonización, la Guerra Fría y la derrota del comunismo, ese mundo ha terminado.

Ha comenzado otro largo y mortífero juego. El principal choque de la primera mitad del siglo XXI no será entre religiones o civilizaciones. Será entre la democracia liberal y el capitalismo neoliberal, entre el gobierno de las finanzas y el gobierno del pueblo, entre el humanismo y el nihilismo.

El capitalismo y la democracia liberal triunfaron sobre el fascismo en 1945 y sobre el comunismo a principios de los 90 cuando colapsó la Unión Soviética. Con la disolución de la Unión Soviética y el advenimiento de la globalización, sus destinos fueron destrenzados. La creciente bifurcación entre la democracia y el capital es la nueva amenaza para la civilización.

Apoyado por el poder tecnológico y militar, el capital financiero ha logrado su hegemonía sobre el mundo mediante la anexión del núcleo de los deseos humanos y, en el proceso, convirtiéndose él mismo en la primera teología secular global. Fusionando los atributos de una tecnología y una religión, se basó en dogmas incuestionables que las formas modernas de capitalismo habían compartido a regañadientes con la democracia desde el período de posguerra –la libertad individual, la competencia en el mercado y la regla de la mercancía y de la propiedad, el culto a la ciencia, la tecnología y la razón.

Cada uno de estos artículos de fe está bajo amenaza. En su núcleo, la democracia liberal no es compatible con la lógica interna del capitalismo financiero. Es probable que el choque entre estas dos ideas y principios sea el acontecimiento más significativo del paisaje político de la primera mitad del siglo XXI, un paisaje formado menos por la regla de la razón que por la liberación general de pasiones, emociones y afectos.

En este nuevo paisaje, el conocimiento se definirá como conocimiento para el mercado. El mercado mismo será re-imaginado como el mecanismo primario para la validación de la verdad. A medida que los mercados se convierten cada vez más en estructuras y tecnologías algorítmicas, el único conocimiento útil será algorítmico. En lugar de gente con cuerpo, historia y carne, las inferencias estadísticas serán todo lo que cuenta. Las estadísticas y otros datos importantes se derivarán principalmente de la computación. Como resultado de la confusión de conocimiento, tecnología y mercados, el desprecio se extenderá a cualquier persona que no tenga nada que vender.

La noción humanista y de la Ilustración del sujeto racional capaz de deliberación y elección será reemplazada por la del consumidor conscientemente deliberante y elector. Ya en construcción, triunfará un nuevo tipo humanidad. Este no será el individuo liberal que, no hace mucho tiempo atrás, creíamos que podría ser el tema de la democracia. El nuevo ser humano será constituido a través y dentro de las tecnologías digitales y los medios computacionales.

La era computacional –la era de Facebook, Instagram, Twitter– está dominada por la idea de que hay pizarras limpias en el inconsciente. Las formas de los nuevos medios no sólo han levantado la cubierta que las eras culturales previas habían puesto sobre el inconsciente, sino que se han convertido en las nuevas infraestructuras del inconsciente. Ayer, la socialidad humana consistía en mantener los límites sobre el inconsciente. Pues producir lo social significaba ejercer vigilancia sobre nosotros mismos, o delegar a autoridades específicas el derecho a hacer cumplir tal vigilancia. A esto se le llamaba represión. La principal función de la represión era establecer las condiciones para la sublimación. No todos los deseos pueden ser cumplidos. No todo puede ser dicho o hecho. La capacidad de limitarse a sí mismo era la esencia de la propia libertad y de la libertad de todos. En parte gracias a las formas de los nuevos medios y a la era post-represiva que han desencadenado, el inconsciente puede ahora vagar libremente. La sublimación ya no es necesaria. El lenguaje se ha dislocado. El contenido está en la forma y la forma está más allá, o excediendo el contenido. Ahora se nos hace creer que la mediación ya no es necesaria.

Esto explica la creciente posición anti-humanista que ahora va de la mano con un desprecio general por la democracia. Llamar a esta fase de nuestra historia fascista podría ser engañoso, a menos que por fascismo nos refiramos a la normalización de un estado social de la guerra. Tal estado sería en sí mismo una paradoja, pues en todo caso la guerra conduce a la disolución de lo social. Y sin embargo, bajo las condiciones del capitalismo neoliberal, la política se convertirá en una guerra apenas sublimada. Esta será una guerra de clases que niega su propia naturaleza: una guerra contra los pobres, una guerra racial contra las minorías, una guerra de género contra las mujeres, una guerra religiosa contra los musulmanes, una guerra contra los discapacitados.

El capitalismo neoliberal ha dejado en su estela una multitud de sujetos destruidos, muchos de los cuales están profundamente convencidos de que su futuro inmediato será una exposición continua a la violencia y a la amenaza existencial. Ellos desean genuinamente un retorno a cierto sentido de certeza –lo sagrado, la jerarquía, la religión y la tradición. Ellos creen que las naciones se han convertido en algo así como pantanos que necesitan ser drenados y que el mundo tal como es debe ser llevado a su fin. Para que esto suceda, todo debe ser limpiado. Están convencidos de que sólo pueden salvarse en una lucha violenta para restaurar su masculinidad, cuya pérdida atribuyen a los más débiles entre ellos, los débiles en que no quieren convertirse.

En este contexto, los emprendedores políticos más exitosos serán aquellos que hablen de manera convincente a los perdedores, a los hombres y mujeres destruidos por la globalización, y a sus identidades arruinadas.

La política se convertirá en la lucha callejera, la razón no importará. Tampoco los hechos. La política se revertirá a un asunto de supervivencia brutal en un ambiente ultracompetitivo.

En estas condiciones, el futuro de la política de masas de izquierda, progresista y orientada hacia el futuro, es muy incierto. En un mundo centrado en la objetivación de todos y de todo ser viviente en nombre del lucro, la borradura de lo político por el capital es la amenaza real. La transformación de lo político en negocio plantea el riesgo de la eliminación de la posibilidad misma de la política. Si la civilización puede dar lugar a alguna forma de vida política, tal es el problema del siglo XXI.

Achille Mbembe (1957, Camerún francés) es un historiador, pensador postcolonial y cientista político; estudió en Francia en la década de 1980 y luego ha enseñado en África (Sudáfrica, Senegal) y Estados Unidos. Hoy enseña en el Wits Institute for Social and Economic Research (Universidad del Witwatersrand, Sudáfrica). Ha publicado Les Jeunes et l'ordre politique en Afrique noire (1985), La naissance du maquis dans le Sud-Cameroun. 1920-1960: histoire des usages de la raison en colonie (1996), De la Postcolonie, essai sur l'imagination politique dans l'Afrique contemporaine (2000), Du gouvernement prive indirect (2000), Sortir de la grande nuit – Essai sur l'Afrique décolonisée (2010), Critique de la raison nègre (2013). Su nuevo libro, The Politics of Enmity, será publicado por Duke University Press en 2017.

martes, 17 de enero de 2017

Desigualdad pero también pobreza. Joaquín Estefanía. Planeta Futuro (El País).

La élite económica cada vez se escinde más del resto. El resultado es que hoy 62 personas poseen la misma riqueza que los 3.600 millones más pobres del mundo

Hace un siglo exactamente el mundo acababa de entrar en un bucle de tres décadas con dos guerras mundiales y sus consecuencias (1914-1945), que acabarían con la primera fase de la globalización, la que había arrancado en el último tercio del siglo XIX (1870-1914). Lo que sucedió luego fue calificado por el historiador Eric Hobsbawm como "un siglo corto", un siglo que comenzó en el año 1914, con la Gran Guerra, y terminó en 1989, con la caída del Muro de Berlín.

Si viviese Hobsbawn, quizá hiciese una revisión de su tesis a la luz de lo acontecido en lo que llevamos de siglo XXI. Posiblemente podría concluir que el siglo XX, al revés de lo que creyó, fue un siglo largo que todavía no ha acabado, y que se podría dividir netamente en tres partes muy diferenciadas, además del citado periodo de conflictos bélicos. La primera sería la de los "treinta gloriosos" (1945-1975), la época de mayor crecimiento del capitalismo con mayor equidad, los años de la hegemonía keynesiana, del "capitalismo de rostro humano". La segunda etapa dura desde finales de los años setenta hasta la Gran Recesión de 2007; es la época de la revolución conservadora, la treintena opulenta, tiempo de consumismo desaforado en la que hubo un momento en el que parecía que la codicia producía resultados. Aumentó espectacularmente la desigualdad, pero en lo básico fue porque los ricos se escaparon, incrementaron mucho más la renta, la riqueza y el poder que el resto. Pero ese resto, a trancas y barrancas, siguió mejorando y aumentaron los efectivos de las clases medias de todo el mundo. Se vivía de un simulacro: vosotros os lleváis la mejor tajada pero nos proporcionáis trabajo y un cierto progreso. Aumentó la desigualdad pero se redujo la pobreza en el mundo. CONTINUAR LEYENDO

lunes, 9 de enero de 2017

Manifiesto para la educación de adultos en el siglo XXI.

En la celebración de este Año Europeo toma especial relevancia el Manifiesto para la educación de adultos en el siglo XXI. Se trata de un documento publicado por la EAEA y traducido a dieciocho lenguas europeas donde se definen siete ámbitos de actuación en los cuales la educación permanente puede ejercer una notable influencia transformadora en la ciudadanía. Parece evidente que en un contexto tan dinámico a nivel social, económico, político y mediambiental como es la Europa del siglo XXI, la educación de personas adultas puede proporcionar herramientas muy útiles para la adaptación de gran parte de la ciudadanía a estos crecientes cambios. ¿Cuáles son, según el manifiesto, estos desafíos a los que hacemos frente desde la educación de personas adultas?

En primer lugar, hablamos de conceptos tan necesarios en el panorama político actual como los de ciudadanía activa, democracia y participación. La educación permanente puede (y debe) jugar un papel fundamental en la promoción de ciudadanos concienciados, críticos y participativos. De hecho, en no pocos países de Europa (y España es un claro ejemplo de ello) la fundación de centros de adultos ha sido un logro de movimientos emancipadores impulsados desde distintos colectivos. Además, tal y como señala el Manifiesto, existen estudios que establecen una clara correlación entre la confianza en las instituciones y la eficacia política con los niveles de competencias. Cuanto más bajo es el nivel de competencias básicas, más baja es la confianza en las instituciones y, por tanto, más fácilmente estamos expuestos a discursos simplistas y populistas que generan confrontación y conflicto.

Un segundo desafío se establece en el ámbito de las habilidades para la vida de las personas. La participación en programas de formación permanente contribuye a la mejora de las habilidades sociales de las personas participantes. Pero no solo eso. Pueden representar, además, una mejora de las competencias básicas, generar nuevas perspectivas profesionales, promover el aprendizaje de idiomas y de nuevas culturas, establecer estilos de vida más sanos y sostenibles o posibilitar el apoyo de padres y madres a los procesos formativos de sus hijos e hijas. No parece una mala inversión, pues.

Además, la educación permanente contribuye a la cohesión social, la equidad y la igualdad. Siempre se habla de la educación de personas adultas como un espacio de segundas oportunidades. Añadíria de terceras, de cuartas... pero no para el alumnado, sino para el propio sistema. Los países deben dotarse de estructuras educativas que favorezcan la cohesión social y la igualdad y, en este sentido, los centros de adultos pueden jugar un papel relevante en la mejora de las oportunidades de grandes colectivos de personas y en el favorecimiento de su inclusión social.

Un cuarto reto se centra en el empleo y la digitalización. Son numerosos los estudios que establecen una clara correlación entre niveles de formación superiores y tasas de paro más reducidas. Es decir, mejoremos la formación de la ciudadanía para mejorar sus opciones de ocupabilidad. Pero no solo eso. La educación de personas adultas debe ser sensible también a los procesos de cambio tecnológico y, por tanto, promover la competencia digital como una más de las competencias básicas. En un mundo cada vez más digitalizado, la competencia digital se torna requisito imprescindible para un inclusión ciudadana plena. Todo ello, por supuesto, sin abandonar la dimensión social que reclama una sociedad europea en transformación.

Por otro lado, la educación para las personas adultas es una herramienta enormemente eficaz en la gestión de la migración y el cambio demográfico. No solo como proveedora de mecanismos para la formación e integración de las personas recién llegadas, sino también como espacio para la relación intercultural y, por tanto, para el fomento de actitudes de tolerancia y respeto favorables a la integración de los inmigrantes. Además, a nivel demográfico, una formación a lo largo de la vida asegura ciudadanos más activos y sanos a edades avanzadas.

En un contexto energético y mediambiental tan específico como el actual, la educación para la sostenibilidad se convierte en otro de los pilares de la educación permanente. En este sentido, la educación de personas adultas puede aportar interesante información para la promoción de nuevos estilos de vida más sostenibles y creativos.

Por último, el Manifiesto establece que la educación de adultos contribuye al desarrollo e implementación de importantes estrategias en las políticas europeas en términos de crecimiento, ocupabilidad y empleo, innovación, equidad, cohesión social, reducción de la pobreza, cambio climático o ciudadanía activa. Así pues, la educación permanente debe convertirse en un elemento central en las políticas educativas de los países miembros de la UE.

2017: El Año de la educación de adultos en Europa. El poder y la alegría de aprender.

En 2017 AEEA (Asociación Europea por la Educación de Adultos) está celebrando el impacto y los beneficios de la educación de adultos con el tema "El poder y la alegría de aprender". Reunimos a las organizaciones de educación de adultos europea para demostrar cómo el aprendizaje de adultos puede mejorar la vida y las perspectivas de los ciudadanos en Europa, tanto a nivel personal como a nivel profesional. Invitamos a todas las organizaciones de educación de adultos en Europa para unirse a la campaña para destacar el poder y la alegría de aprender.

AEEA está recogiendo los eventos y campañas organizadas por las organizaciones de educación de adultos en toda Europa bajo la campaña "2017: El año de la educación de adultos en Europa - El poder y la alegría de aprender". Queremos hacer que las actividades de educación de adultos en toda Europa visible y ofrecer apoyo promocional y la defensa de ellos.


Los conflictos del mundo

Afganistán, Siria, China, Corea, Irak, Libia… los conflictos del mundo, repartidos por todos los continentes, deberíamos vivirlos con mayor o menor intensidad de acuerdo con la violencia, la crueldad y el número de muertes. Sin embargo, los vivimos, en su mayoría, de acuerdo con la importancia o la influencia crítica que tienen sobre los Estados Unidos. Es una realidad que, en mayor o menor medida, la primera potencia mundial dicta el ritmo de la actualidad internacional en función de sus inversiones en armas, recursos o fuerzas militares en ciertos países en conflicto.

De este modo, la página Global Conflict Tracker ha diseñado un portal web en el que se describen los mayores conflictos mundiales, clasificados en función de si suponen un impacto crítico, significativo o limitado sobre el gigante norteamericano. Es decir, reparte los países en su mayor o menor importancia para los Estados Unidos y sirve como punto de referencia para entender el panorama bélico y mediático actual.

Sin tener en cuenta la gravedad del conflicto o las injusticias y muertes derivadas de este, un impacto crítico supone que el conflicto puede forzar una intervención militar de los Estados Unidos o amenaza el suministro de los recursos estratégicos del país. El significativo es aquel que afecta a países de importancia estratégica, pero no implica un tratado de defensa mutua. Por último, un impactolimitado quiere decir que la disputa puede tener extensas o severas consecuencias humanitarias, pero se da en países de una limitada importancia estratégica para Estados Unidos.

En total, se encuentran descritos 37 problemas actuales, la mayoría de ellos ubicados en África y Oriente Medio, abanderados por el terror islamista. Además, en cada uno de ellos se especifica si se trata de un conflicto que está empeorando o es estable, además de su tipología: guerra civil, disputa territorial, conflicto interestatal, etc. Como primera parte de este artículo nos centraremos en describir y analizar los que pertenecen al primer grupo. CONTINUAR LEYENDO

domingo, 8 de enero de 2017

Enseñar Historia hoy: ciudadanía crítica y competencias históricas. Víctor Marín.

La formación de la ciudadanía crítica del alumnado.

La enseñanza de la Historia habrá fracasado en el logro de uno de sus objetivos principales si no contribuye a la construcción de una ciudadanía crítica. Precisar el significado del concepto ciudadanía crítica no es una tarea sencilla y, obviamente, esta labor está sujeta en la actualidad a diferentes interpretaciones, enfoques e intereses. En el contexto de las sociedades democráticas avanzadas, parece recomendable que los alumnos de Enseñanza Secundaria adquieran una formación conceptual, procedimental y actitudinal que garantice: el ejercicio de una ciudadanía activa, consciente de sus derechos y anhelante de cambios, capaz de analizar con espíritu crítico la información que recibe desde diferentes fuentes y soportes; la sed de transparencia, un comportamiento que debe regular las relaciones de la ciudadanía con las instituciones; el deseo de participación en los debates y compromisos públicos unido al progreso en la madurez personal del alumnado y su responsabilidad en los procesos de toma de decisiones; la tolerancia y la integración social como actitudes necesarias en el contexto de diversidad de las sociedades contemporáneas; y el desarrollo de habilidades y competencias necesarias para la realización personal de los estudiantes en el mercado laboral de la sociedad del conocimiento. La Historia se entenderá, así, como una ciencia social al servicio de las personas y de los valores democráticos, de gran utilidad para entender y cambiar el mundo en que vivimos.

Este enfoque requiere emplear una metodología didáctica basada en la comprensión del pasado, la explicación de causas y consecuencias de acontecimientos históricos en un marco amplio en el que diversos factores se relacionan de forma compleja. El análisis de las fuentes históricas y de la narración del pasado o el cuestionamiento de diferentes relatos historiográficos está presente en la inmensa mayoría del quehacer diario del profesorado de Historia en las aulas de Secundaria. A lo largo de mis años de experiencia, no he conocido a ningún profesor que permaneciese aferrado a una enseñanza de la Historia apegada a la mera transmisión de información, acontecimientos, fechas, personajes o datos. El profesorado es muy consciente de la evolución de la historiografía y de las aportaciones más relevantes de las diferentes escuelas o tendencias, así como del poder formativo que tienen las ciencias sociales en el ámbito de la ciudadanía. CONTINUAR LEYENDO