domingo, 13 de marzo de 2016

El aprendizaje de lo social. Un interesante artículo de Mariano Fernández Enguita.

Con toda probabilidad, la reforma de la educación actualmente en curso de experimentación y en trance de aprobación legislativa va a terminar convirtiéndose en una nueva ocasión perdida en lo que concierne al contenido del área social; o, para mejor decirlo, en el aprendizaje de lo social a partir del contenido de la enseñanza, o sea, del currículum expreso. A ello van a contribuir la herencia institucional del pasado, la confusión de la lógica de las disciplinas con la dinámica del aprendizaje, la inercia del saber académico y su rígida división interna. De estos cuatro aspectos trataremos sucesivamente. 

Geografía e Historia vs. Ciencias Sociales 

El dominio de la Geografía y la Historia dentro de lo que pretenciosamente se suele denominar «área de ciencias sociales», o simplemente «social», es algo que viene de lejos y que, por lo visto, nadie se atreve a cuestionar. No hay nada sorprendente en ello: igual que los británicos saben que un día u otro tendrán que comenzar a circular por la derecha, pero ningún gobierno se atreve a dictar la medida porque se da por sentado que el que lo haga perderá las siguientes elecciones, tanto las autoridades educativas como los expertos saben que otras ciencias sociales deben desplazar en buena medida (hablamos de desplazar, no de eliminar) a la historia y la geografía, pero no se atreven a proclamarlo porque provocaría un conflicto que los primeros no desean o un abucheo que los segundos tampoco. 

A primera vista, la Geografía y la Historia pueden cubrir perfectamente el cometido que se proponen: al fin y al cabo, todo lo social s~ desarrolla ~n el espacio y en el tiempo, que son las dimensiones que dan sentido a ~stas disciplinas. La Geografía puede sofistic~rse,. ademá.s, como «ge?graha ~umana», «geografía económica», «orgamzaclón social del espacl.o» ~, SI hace falta, «geografía feminista», «topología del. ~odem,. etc. La HistOria, por su parte, no tiene dificultad en recurrir a la Vieja máxima ya denostada por la escolástica: post hoc, ergo propter hoc, no se puede comprender cabal~ente lo que sucede ahora si no se ha comprendido previ~mente lo que ,sucedió c<:m anterioridad, y está dispuesta a hacer la competencia a la economla co~o hIStoria económica, a la sociología como historia social, a la antropologla y la psicología como historia de las mentalidades, etc. CONTINUAR LEYENDO