La muerte de Ulrich Beck nos deja huérfanos de esa mirada siempre lúcida y especial que podíamos descubrir en cada artículo suyo o en aquella nueva publicación que llegaba justo el día que, por enésima vez, poníamos en duda nuestras propias teorías o encontrábamos a faltar ese alguien que echa una mano y ayuda a comprender el mundo. Para Beck, como sociólogo, lo que pasaba en el mundo era lo que pasaba entre las personas y los colectivos, formando generaciones de retales globalizados a partir de sus esperanzas y sueños, sus miedos, decepciones y frustraciones.
Grande era su valentía de recuperar y reutilizar un concepto, el cosmopolitismo, estigmatizado como “idealista” y en desuso precisamente por esta razón, por una supuesta falta de conexión con los problemas reales. El no habló en ningún momento del cosmopolitismo como algo que se da por hecho, sino de una mirada cosmopolita o de un proyecto cosmopolita, y empleaba el término cosmopolitismo, como concepto científico-social, para una situación muy concreta: para definir una forma especial de relación social con loculturalmente diferente. Es decir, Beck proponía el concepto de cosmopolitismo para distinguirse de todas las formas de diferenciación vertical que tratan de subsumir lo socialmente diferente en un sistema jerarquizado de relaciones de superioridad e inferioridad, de la uniformidad universalista y nacionalista y del particularismo posmoderno. “Con mi interpretación del cosmopolitismo las personas obtienen alas y raíces al mismo tiempo”, decía Beck. Para él, el nacionalismo es una forma de relacionarse con lo diferente, que unifica las diferencias separándolas conforme a unas distinciones locales. Pero considera erróneo entender lo nacional y lo cosmopolita como dos niveles independientes o como dos principios políticos excluyentes y oponerlos el uno al otro. “La Europa cosmopolita no puede acabar con la Europa nacional, sino que debe “cosmopolitizarla” desde dentro. Dicho de otro modo: lo cosmopolita transforma y conserva, abre la historia, el pasado y el futuro de las distintas sociedades nacionales y las relaciones que éstas mantienen entre sí”. Así lo escribió Beck en 2004. CONTINUAR LEYENDO
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