La fragilidad de las democracias liberales quedó confirmada conforme pudieron convivir con el neoliberalismo y, más que eso, ser funcionales a ese modelo de exclusión social. La era neoliberal representa el máximo de realización del capitalismo en su afán de transformar todo en mercancía, en mercantilizar todo. Libre de las trabas de las reglamentaciones estatales, el capital fluye sin limitaciones, realizando la utopía de que sea un mundo en que todo se compra, todo se vende, todo tiene precio.
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Fuente: Artículo de EMIR SADER en diariodemocracia.com
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