miércoles, 8 de junio de 2016

La sociedad no olvida. Argentina sigue dando ejemplo a Latinoamérica y al mundo con su política de juicios de lesa humanidad.

Encuentro entre los presidentes
Jorge Videla, de Argentina,
y Augusto Pinochet,
de Chile, en 1978.
Pocos países en el mundo tienen tan presente su historia trágica reciente como Argentina. 40 años después del golpe de Estado que dio inicio a un régimen militar cruel (1976-1983) la memoria de esa tragedia crece cada día. Las víctimas de la dictadura, y sobre todo sus familias, tienen un protagonismo impensable en países como España y la mayoría de los vecinos latinoamericanos. Tanto que el presidente de EE UU, Barack Obama, visitó Buenos Aires en marzo y el viaje quedó monopolizado por el papel de su país en la primera fase de la dictadura argentina cuando, como él mismo reconoció, miró para otro lado.

Tanto en la visita de Obama como otra anterior de François Hollande, la gran protagonista fue Estela de Carlotto, líder de Abuelas de Plaza de Mayo, omnipresente en casi todos los debates sociales, en las radios, en la prensa, como un auténtico referente moral. Hollande logró la fotografía buscada con Carlotto, Obama lo intentó pero ella no quiso.

Abuelas sigue recuperando nietos que descubren a los 40 años que son hijos de desaparecidos. Sus historias aparecen en todos los medios y sigue conmocionando a la sociedad. Varios de ellos tienen protagonismo político e incluso son conocidos diputados, como Victoria Donda, congresista de izquierdas, que nació en la ESMA, el gran centro de torturas, y allí fue entregada a una familia del régimen. CONTINUAR LEYENDO
Fuente: El País

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